viernes, 7 de julio de 2017

EL GUARDIÁN DE VILLA ALSACIA

Conocido como “El Enano”, apodo ganado por su 1.53cms de estatura, don Hernando Espitia es el encargado de la seguridad de las calles del Barrio Villa Alsacia de Castilla, prestando el servicio como vigilante comunitario.

Nació en el municipio de Chía, Cundinamarca el 25 de Agosto de 1960, de madre Boyacense y padre Llanero, a sus 6 años de edad, se escapó de su casa después del fallecimiento de su madre doña Ana, luego de recibir el maltrato por parte de su padre, como él lo recuerda y con un nudo en la garganta: “Después de la muerte de mi madre, mi padre me cogía a golpes, me pegaba con lo que encontraba lo único que le falto que hiciera conmigo era cogerme como escoba para barrer la casa”. Por este maltrato decidió colarse en un camión quien lo trago a la cuidad de Bogotá.

Al llegar a Bogotá empezó a caminar por las calles capitalinas, a mendigar comida, plata y hasta comer en los basureros, recorrió casi todas las calles de la ciudad, además el reconoce entre risas que él fue uno de los pioneros, que implemento el oficio de cantar en los buses para ganarse la vida, claro está que en ese tiempo él lo hacía subiéndose al Trolebús, sistema de transporte alimentado por electricidad, el cual circulaba por la vía de la carrera séptima y del centro de Bogotá.

Un día caminado por las calles del norte de la capital, entro a una tienda a mendigar comida, en especial dulces que eran su debilidad, pero mayor fue la sorpresa cuando vio que la persona que atendía esa tienda era una tía, hermana de su mama, quien al verlo lo reconoció y entre llanto lo abrazo sin importarle lo sucio y el mal olor que tenía. Ella le brindo la ayuda por unos días mientras que lo llevo a donde su tío Joselito, quien fue para don Hernando su padre, madre y amigo; él lo puso a estudiar, pero con el estilo rebelde de don Hernando lo dejo donde doña María su otra tía para que se encargara de cuidarlo y criarlo, actualmente vive con ella en el barrio Class Roma de la localidad de Kennedy.

Con su tío Joselito trabajo en la fábrica de Ceras que el tenia, al lado de la cervecería Bavaria de la Avenida Boyacá, a sus 18 años en un gesto de rebeldía porque su tío no le pagaba igual que a los empleados que el tenia, se fue y se puso a trabajar en el campo de la construcción como ayudante, pero después de un tiempo regresa con su tío, pero a trabajar como escolta de él, debido a problemas familiares que tenía su tío con el resto de la familia por la empresa.

Un día del año 1997, su tío le pidió un favor a don Hernando, que le arreglara una gotera que tenía en la fábrica de ceras, la cual estaba cayendo en el sitio donde guardaban los insumos, don Hernando acepto debido a la experiencia adquirida en los años que trabajo en la construcción, se subió al techo y al terminar el trabajo, su tío también se subió a verificar lo que estaba haciendo, pero con tan mala suerte para los dos que la teja no aguanto el peso de los dos y se cayeron de una altura más o menos de tres pisos. El resultado no pudo ser el mejor lo recuerda don Hernando, ya que producto de esa caída duro una semana hospitalizado en la Clínica de occidente, su columna había sufrió un gran golpe y  sus vertebras se habían doblado, por tal motivo quedo sin movimientos en sus piernas, y para rematar su tío quien también sufrió un golpe moderado, quien lo ayudo y cubrió todos los gastos de la clínica, murió un mes después del accidente por el golpe que recibió. Con lágrimas en los ojos don Hernando recuerda esa dolorosa situación, se me fue mi Ángel guardián, en esos momentos quedamos solos mi tía y yo.

Después de esos malos momentos que vivió con la muerte de su tío, al estar él como un vegetal, que tenían que bañarlo, vestirlo, darle de comer y muchas cosas más, el destino y la vida le brinda una segunda oportunidad. Empezó a colocarse una meta y era volver a caminar así todos le digieran que ya no podría volver a caminar, es mas también en contra de los dictámenes médicos que aseguraban que el grave daño sufrido en la columna lo iba a dejar postrado de por vida en cama.

Pero un día el espero a que su tía se fuera de la casa, y se tiro al suelo y empezó a gatear como cuando era bebe, al regreso su tía al verlo  que se estaba gateando entro en llanto, pero en vez de regañarlo empezó ayudarlo con su recuperación, recuperación que le llevo a volver a caminar después de cuatro años y luego de varias, caídas, golpes, y lágrimas que le producía cada movimiento, él se aguantaba todo  eso incluyendo el dolor con el fin de volver a caminar.

A comienzos del año 2001 recupera sus movimientos, puede caminar pero a pasos lentos, pero sus ganas de vivir hacen que busque un empleo en un restaurante en Castilla, donde duro trabajando durante dos años, lavando la losa, pelando papas y brindando seguridad al restaurante y los alrededores del mismo. Ese servicio de seguridad que prestaba hizo que un señor que siempre iba almorzar donde él trabajaba, le ofreciera el trabajo de vigilante nocturno en Villa Alsacia, trabajo que el acepto de inmediato, ya que el pago en el restaurante no era el mejor.

Actualmente y a sus 53 años de vida, los cuales no los aparenta, como él lo dice riéndose a carcajadas, las mujeres cuando me ven dicen que tengo 40 años, lleva 10 años trabajando como vigilante comunitario en las noches, en el horario de 7 de la noche hasta las 7 de la mañana, todas las noches y sin importar si hace frio, neblina o llueva, recorre las calles y con su silbato el cual lo hace sonar cada vez que pasa haciendo sus rondas, es el guardián del sector, el apoyo de la comunidad en temas de seguridad.
Espera trabajar como vigilante dos años y más y luego retirarse, está ahorrando para cumplir un sueño y es tener su propio negocio, le gustaría que fuera el mismo que tuvo su tío, pero reconoce que el mercado de las Ceras ya no es un buen negocio, y con un suspiro profundo solo se atreve a decir que Dios le ayudara, como le ayudo a volver a caminar, a encontrar ese negocio que lo ayudara a él y a su tía a seguir teniendo una vida digna.

Luego se monta en su caballito de acero como le dice a su bicicleta, con la que recorre las calles del barrio y a lo lejos se escucha su pito, aquel pito de aspecto ya viejo y usado, pero el cual ha hecho sonar todas las noches y es ese sonido el que le da calma y tranquilidad a la comunidad de Villa Alsacia, quien puede dormir tranquila, al cuidado  del “Enano”.

Por: Heber Joya





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