viernes, 4 de julio de 2014

UN NUEVO AÑO DEL ERA GOL DE YEPES. BRASIL 2-1 COLOMBIA



Es una frase que se volvió moda para Colombia luego de que Brasil nos ganara por 2-1 en los cuartos de final del certamen Brasil 2014. El equipo colombiano hizo un excelente partido, pero las fuerzas y la mano del árbitro influyeron en el resultado

“Era gol de yepes” es quizá una de las frases más repetidas en la historia reciente de Colombia. Para los que no saben, la existencia de esta frase se devuelve al año 2014, específicamente al partido Brasil contra Colombia por los cuartos de final del mundial de futbol. Hasta ese día, todo era felicidad para los seguidores Colombianos. 

La selección Colombia estaba haciendo el mejor mundial de su historia –superando la primera fase por primera vez en su historia- y para muchos se perfilaba como gran opcionada para llegar a la final. Colombia era un país en fiesta, el comercio registraba un aumento del 23% dada a la euforia que existía durante los partidos de la selección y en general se respiraba un ambiente de alegría y optimismo. Existía un consenso en que sin lugar a duda, Brasil era un durísimo rival y que superarlo no iba a hacer para nada fácil. 

No solo preocupaba la calidad individual del equipo Brasileño, si no que también preocupaba su localía  y en especial el extraño favorecimiento que los árbitros habían tenido hacia Brasil hasta la fecha. No es para nadie un secreto que la eliminación de Brasil causaría gran decepción entre la hinchada Brasileña y que la asistencia a los partidos y el consumo en general probablemente disminuiría en la eventualidad de la eliminación de la selección Carioca. La preocupación de la parcialidad arbitral hacia los brasileños era evidente y efectivamente ocurrió. Transcurría el minuto 68 del partido y el marcador era 1-0 a favor de los Brasileños. 

Durante los primeros 23 minutos del segundo tiempo, la selección colombiana estaba dominando el juego a su placer y el gol colombiano se sentía en la atmosfera. En el minuto 68, James Rodríguez cobra una falta sobre la derecha y el balón queda revolviéndose en el área hasta que Mario Alberto Yepes encuentra el balón y lo patea al fondo del arco.

Era lo que parecía ser el merecido empate colombiano,  sin embargo, el arbitro del partido anula la jugada por un supuesto fuera de lugar (el relator del video menciona una falta pero la señal del arbitro muestra que sanciona fuera de lugar). Es en este jugadada donde nace la frase “Era gol de Yepes” . Luego de esta controversial jugada, que significó sin lugar a duda un cambio total al partido (fue un golpe emocional muy fuerte para los colombianos), los colombianos inundaron las redes sociales con memes y otras imagines acerca del gol de Yepes y sobre su aparente validez. El resultado terminó siendo 2-1 a favor de los brasileños lo que impulsó aun más la popularidad de la frase. 

Luego del partido, extensos análisis sobre la validez o no del gol surgieron, y aunque controvertido, se llega a la conclusión general de que efectivamente el gol fue mal anulado ya que un jugador brasileño toca el balón antes de que Yepes logré patearlo lo que inicia una segunda jugada y elimina el fuera de lugar (ver video para la explicación). La polémica por lo tanto prosiguió muchos días después del mundial y los memes siguieron invadiendo las redes sociales y la frase continuo haciendo más y más popular.
El impacto de esta frase es un claro ejemplo del inmenso impacto que tiene el futbol en la sociedad. Un abogado colombiano decidió por ejemplo demandar a la FIFA por los daños que le causó la injusta anulación del gol de Yepes

La frase refleja como el futbol es claramente más que un simplemente deporte, como lo que pasa en un campo de juego no se queda dentro del campo si no que trasciende al mundo cotidiano. Es muestra también de cómo una simple jugada puede crear un eufemismo cultural y un momento que será recordado por muchos años en la menta de los Colombianos. Es esta la belleza del futbol, la capacidad de crear momentos, historias, cambios culturales y sociales. Aunque la vida sigue después de un partido de futbol el partido marca un antes y un después como lo fue el partido ante Brasil para los colombianos, porque, ante todo: “Era Gol de Yepes”.







sábado, 12 de abril de 2014

EL DÍA QUE ME CONVERTÍ EN PROFESIONAL DE PERIODISMO


Fue aquel Sábado 12 de Abril de 2014, cuando a las 5 p.m y después de 5 años y medio de Universidad, la Corporación Universitaria Minuto de Dios, me otorgó el título por el que tanto luché, por el que tanto me esforcé, lograr ser profesional de lo que me gusta, lo que me mueve, la comunicación social y el periodismo

En un país como Colombia donde las circunstancias son difíciles para los profesionales en la materia, de los que tenemos millones de amenazas de muerte, de restricción de nuestra carrera, por censura, por falta de oportunidades.

Un comunicador social hace labores comunitarias, en empresas, ante entidades públicas del Estado, ante la sociedad. El periodista informa a la gente, lucha por sus objetivos, consigue metas, lucha por lo que quiere, se esfuerza y se esmera por unos objetivos claros dentro de su vida profesional.

Aunque el país no me dio oportunidades de ejercicio, por lo menos le agradezco a la Universidad todo lo que me enseñó, lo que pude aprender, las cosas básicas que los grandes periodistas tenemos que conocer en nuestro ámbito social.

Como opción de grado hice un diplomado en periodismo que era los días sábados, donde tuve enseñanzas por parte de Yesid Lancheros, editor Bogotá del periódico El Tiempo, Juan Camilo Maldonado, editor Bogotá del periódico El Espectador, Camila Zuluaga de la W, Claudia Palacios de la W y Noticias Capital, además de Jennifer Saenz quien tiene su particular personaje de Socorro Porro.
  
Es una carrera enriquecedora, llena de frutos a mediano y largo plazo, pero donde hay que tener contactos muy fuertes para poder sobresalir, poder salir adelante, donde no solo es el mérito del estudiante lo que equivale a tener experiencia, sino que se pueda aprender de los errores, de las cosas que valgan la pena, de una lucha por ser los mejores en un oficio que requiere pasión y entrega.