La sociedad en
la que vivimos a delegado la responsabilidad de formar a los hombres de mañana
a terceros, preocupándonos por otros temas, algunos de ellos sin sentido y
otros de relevancia mínima.
En la actualidad la educación es uno de los principales problemas del
país y su solución se ve cada vez más lejana debido a la mediocridad de los
dirigentes y usuarios de este derecho. Los colegios se han convertido en campos
de batalla donde los alumnos más aplicados y menos fuertes son carnada de los
abusadores que hacen que su experiencia en el colegio no sea nada agradable.
Y es que para muchos el
colegio es significado de educación, buenos momentos, amigos, novias, alegría y
muchos significados más que hacen recordar de forma agradable nuestro paso por
este sitio, pero aun así existen situaciones que marcan de manera dolorosa y
hasta traumática el paso de algunas personas por el colegio.
Es el caso de Henry Machado
estudiante de grado 9 del Colegio Mandalay ubicado en el barrio Castilla, Villa
Alsacia en la Carrera 75 # 3 - 34 de la localidad de Kennedy.
Henry tiene 15 años, juega
baloncesto y futbol, sale con sus pocos amigos del colegio y espera entrar a la
universidad y estudiar Ingeniería química, en esta etapa de su vida solo espera
disfrutar sus últimos años en el colegio. Pero no siempre el panorama fue tan
alentador, a mediados de este año 2013 y debido al cambio de residencia Henry
cambio de vivienda, matriculándose en este colegio sin saber que su vida se
convertiría en una pesadilla.
Los primeros días de clases
transcurrieron con normalidad, Henry llegaba habitualmente a las 12 y 20 del
mediodía, después de haber terminado completamente su almuerzo en el
restaurante de la vecina, ya que su mama, Joanna, trabajaba y dejaba paga la
mensualidad de su almuerzo.
Con el uniforme recién
comprado al igual que sus zapatos Henry camina por los largos corredores del
colegio, sin imaginar que ya estaba en la mira de los llamados Tinjaca, un grupo
de cuatro estudiantes de grado Once que tenían fama de problemáticos y
vagos, los cuales iban al colegio a todo menos a estudiar.
Era la hora del descanso y
Henry preparaba los mil quinientos pesos que le había dejado su mama para las
onces, no era algo extraño que hablara con pocos compañeros ya que desde chico
siempre se le había dificultado relacionarse con los demás. Al andar solo y en
un ambiente desconocido se había convertido en la presa perfecta para los
Tinjaca, los cuales decidieron aprovechar la situación para acorralarlo y
amedrentarlo, ¡Quiubo Chino róteme una luca pa` la gasimba ¡ fue lo que escucho
antes de poder reaccionar, cuando trato de alejarse uno de ellos lo tenía
agarrado por la espalda y amenazándolo con un esfero, Henry no tuvo más opción
que entregar sus onces y salir asustado para el salón.
No fue capaz de denunciarlos
ya que temía que tomaran represarías en contra de él al salir del colegio. Henry
cuenta que esta situación fue repetitiva y cada vez eran más agresivos a la
hora de atacarlo,”Un día me pegaron en la espalda y me dejaron un morado como
quince días…nunca dije nada por miedo”
Henry sabía que no era el
único que sufría este tipo de abusos dentro de la institución, otros
estudiantes habían abandonado el colegio por este motivo. El miedo lo invadía
hasta tal punto de no salir a descanso y quedarse ayudándoles a los profesores
a llevar libros a biblioteca o calificar trabajos de otros grupos, por esta
razón algunos de sus compañeros lo tildaban de “Sapo o lambon” sufriendo de
constantes burlas en el salón.
Ángela Cabrera coordinadora
del Colegio Mandalay afirma que el estudiante Henry nunca reportó estos
acontecimientos y que el siempre exagera las cosas, es poco sociable y no logra
hacer muchos compañeros. Dice que es por eso que él intenta llamar la
atención de esta manera.
En las semanas siguientes
continuaron los abusos de matoneo contra Henry. El obedeciendo el llamado de
atención que le hace la coordinadora, reportó estas agresiones y no fue
escuchado.
La cura fue peor que la
enfermedad, y Machado decidió no asistir más a clases, se pasaba la tarde dando
vueltas por el barrio o donde un amigo que conocía de tiempo atrás. El colegio
al no registrar la llegada de Henry decidió llamar a Joanna la cual con gran
preocupación decidió asistir al colegio y encontrar una solución, pero no fue
posible ya que supuestamente no se encontraba la coordinadora y según el
director eso se tenía que hablar directamente con ella.
La semana siguiente las cosas
siguieron igual y nunca se encontraba la coordinadora, desapareció mágicamente
sin poder darle solución alguna al problema que continuaba día tras día. Al ver
lo delicado de la situación Joanna opto por retirarlo del colegio y trasladarlo
al colegio en el que hoy actualmente se encuentra.
No es posible que los niños
que son el futuro de nuestro país permanezcan la mayor parte del día
supervisados por personas poco calificadas y que no dediquen el tiempo
necesario y pongan orden frente a situaciones tan delicadas como lo es el
matoneo.
Este caso es uno de los miles
que se presentan en los colegios de Bogotá y del país, Henry acepta hacer esta
exposición de su caso para alertar a las diferentes víctimas de esta ola
delincuencial, que afecta la vida académica y personal de las víctimas.
La secretaria de educación y
de gobierno de Bogotá han lanzado el proyecto “Red Papaz y otros más, para el
manejo y prevención de la intimidación escolar” en donde se busca que los papás
se reúnan y estén pendientes de cualquier anomalía que presenten sus hijos o
alumnos de los colegios a los que pertenecen y denuncien estos actos, además de
realizar talleres en las instituciones y bajar así el índice de casos
denunciados sobre Matoneo en los colegios. ¨No podemos permitir que sigan ocurriendo
este tipo de incidentes y que las directivas de los colegios evadan sus
responsabilidades con los alumnos, analizaremos este y los demás casos que se
están presentando en la ciudad Comenta La asesora de la secretaria de gobierno
Donka Attanasova.
Por otro lado según la
secretaria de educación ordena que las instituciones educativas públicas y
privadas apliquen medidas de sanción estrictas para los estudiantes que cometan
estos actos de violencia e intolerancia, llevándolos si es necesario a la expulsión
definitiva de la institución. Además de esto se citarán a los padres y si no
obedecen a este llamado, los niños quedarán a disposición de Bienestar
Familiar.
Por: Norman David Pabón Karpf
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