lunes, 1 de mayo de 2017

UNA PASIÓN LLAMADA AMÉRICA DE CALI

El fútbol es una de las cosas que más me apasiona en la vida, tengo 27 años y desde que tenía 11 veo el fútbol colombiano y el sudamericano, recuerdo que me querían inculcar ser hincha de Millonarios, lo fui, pero por alguna extraña razón, de esas pasiones que uno no entiende en el deporte del balón, me volví hincha del América de Cali, del escarlata, de la mechita. Comenzó a tener buenas actuaciones a nivel nacional e internacional, y me fui enamorando del color rojo de Cali, de como era su estilo de juego, y de como los entrenadores armaban un gran equipo.

Mi familia, contrario a mí, era hincha de otros clubes, como ya el mencionado embajador, el Tiburón Junior de Barranquilla, o no sé si en verdad o mentira Real Cartagena. El caso es, que me empezaron a acordar del pasado oscuro de mi equipo, de como es que ganó sus títulos a punta de trampa con dineros de narcotráfico, y cuando descendió, dijeron que jamás saldríamos de la B. Pero es que en realidad costó, y fueron cinco (5) años de incertidumbre donde hasta se especuló por intermedio de la prensa sobre la posible desaparición del club.

El caso es que jamás desistí y siempre miraba la página del club para agendarme con el siguiente partido. En realidad nunca pude viajar a Cali, porque nadie de mi familia era hincha del club, y porque el dinero de la boleta, podía invertirlo en un par de cervezas para ver el tan anhelado encuentro.

Hace nueve (9) años que la mechita no es campeón en Primera División, pero sus 13 estrellas, que lo colocan como el tercer club más grande de Colombia, hacen que no se pierda la Fé, que exista esperanza de un mejor fútbol para la hinchada. No me pregunten por qué, pero el América de Cali es el equipo de mi vida, y desde que volvió a su casa, a la primera categoría, hago hasta lo imposible por desocuparme y verlos jugar.

Por mil millones de razones me siento orgulloso del escarlata, pero la principal es poder estar presente de corazón, sin duda que algún día podré acompañarlos desde las gradas. Como dicen por ahí, hay tres cosas que se deben mantener para si mismos, el equipo de fútbol, la mujer que Dios te regala para cuidar, y la ropa interior que te protege día a día.



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