El 13 de Mayo de 1917 se produjo uno de los milagros más conocidos en la historia de la Iglesia Católica. El hecho ocurrió en Cova de Iría en Portugal, donde la virgen María se le apareció a tres pastores, en su visita a Fátima.
Describieron que se inició una tormenta de rayos en medio del cielo azul, vieron a una señora vestida de blanco que bajó del cielo y con una copa de cristal en las manos
Describieron que se inició una tormenta de rayos en medio del cielo azul, vieron a una señora vestida de blanco que bajó del cielo y con una copa de cristal en las manos
La señora tenía un rosario en las manos, sentía la presencia del Espíritu Santo y confiaba en su poder. Los nombres de los niños que vivieron el episodio de la aparición eran Lucía, Jacinta y Francisco.
Fueron bañados por una luz que parecía ser la del espíritu santo, pues penetró intensamente en el corazón de los santos pastores, les ayudó en su misión de vida.
Los días siguientes fueron llenos de entusiasmo, aunque ellos no pretendían que fueran así. Lucía había prevenido a los otros de mantener a su visita en secreto, sabiendo correctamente las dificultades que ellos podrían tener si los eventos se sabrían.
Sin embargo la felicidad de
Jacinta no pudo ser contenida, cuando prontamente se olvidó de su promesa y se lo reveló todo a su madre, quien la escuchó pacientemente pero le dio poca credibilidad a los hechos. Sus hermanos y hermanas se metían con sus preguntas y chistes.
De aquellos que la preguntaron sobre el acontecimiento, solo su padre tuvo la Fé suficiente para creer, y estuvo inclinado a aceptar la historia como verdad. Él hombre creía en la honestidad de sus hijos, y tenía una simple apreciación de las obras de Dios, de manera que se convirtió en el primer creyente de las apariciones de Fátima.
Cómo final feliz de la historia, Lucía, Jacinta y Francisco, fueron declarados Santos, por ser protagonistas de la aparición de la virgen más conocida en la historia.
Sin embargo la felicidad de
Jacinta no pudo ser contenida, cuando prontamente se olvidó de su promesa y se lo reveló todo a su madre, quien la escuchó pacientemente pero le dio poca credibilidad a los hechos. Sus hermanos y hermanas se metían con sus preguntas y chistes.
De aquellos que la preguntaron sobre el acontecimiento, solo su padre tuvo la Fé suficiente para creer, y estuvo inclinado a aceptar la historia como verdad. Él hombre creía en la honestidad de sus hijos, y tenía una simple apreciación de las obras de Dios, de manera que se convirtió en el primer creyente de las apariciones de Fátima.
Cómo final feliz de la historia, Lucía, Jacinta y Francisco, fueron declarados Santos, por ser protagonistas de la aparición de la virgen más conocida en la historia.
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