viernes, 15 de septiembre de 2017

RAFAEL GARCÍA HERREROS, EL SEGUNDO SANTO PARA COLOMBIA

El segundo santo que dará Colombia, el padre Rafael García Herreros, el hombre que fue fundador de la Uniminuto el 5 de Marzo de 1988
, y que en Junio de 1991, convenció a Pablo Escobar para que se entregara a las autoridades.


Un hombre que se dedicó a hacer el bien, y a ayudar a los demás necesitados, un ser humano que pensó en la educación y en el bien de la comunidad.


Rafael García Herreros, nació en Cúcuta, el 9 de Enero de 1909, hijo de Maria Inda y de Julio César García Herreros.


Fundó su programa, el minuto de Dios, el 7 de Marzo de 1955, y el cual era transmitido por el canal 7 de la Television Nacional de Colombia.


Decían que era un cura socialista, un invasor. Los predios estaban detrás del antiguo hospital militar y, los obreros que usó eran los jóvenes que lo acompañaban en cada homilía. En unos cuantos meses ya estaban verificadas cincuenta casas. 


Rafael García-Herreros no estaba conforme con solo hacer un barrio. Sabía que lo mas importante era educar a los niños. Por eso, en un cambuche improvisado, empezaron en 1957 las primeras clases del colegio Minuto de Dios. Un año después crearía la academia Pitágoras para incentivar el aprendizaje de la astronomía, el arte, las matemáticas y la espiritualidad.

El padre Garcia-Herreros sabía que era un experimento y no podía asegurar que llegara a buen puerto. Necesitaba apoyo financiero y, para eso, creo en 1961, en el Salón Rojo del Hote Tequendama, el banquete del millón. Una vez al año los más ricos del país se reunían allí a desayundar un caldo de pollo, saltinas y chocolate, a cambio de un millón de pesos. Cinco años después, en 1967, Rafael Garcia Herreros vio como salían los primeros bachilleres del colegio. Desde ese momento el padre tenía en mente la construcción de una Universidad. Solo 25 años después, al final de su vida, se haría realidad su viejo sueño


En los últimos años de su vida, este padre, que es uno de los catorce colombianos que hacen fila en el Vaticano detrás de su santidad, vivió una polémica insospechada. Pablo Escobar, después de la muerte de su primo y mano derecha, Gustavo Gaviria, el hombre encargado de la economía del Cartel de Medellín, se sentía acorralado por sus enemigos. Se contactó con el único hombre que admiraba y respetaba, el Padre Rafael Garcia-Herreros. Fue a su refugio a las montañas de Antioquia y allí acordaron su entrega. 

Durante seis meses el propio sacerdote coordinó lo que sería uno de los capítulos mas vergonzosos de la historia de la justicia colombiana: la estancia en la cárcel de la Catedral, un resort en donde se podía jugar fútbol con René Higuita, sumergirse en un jacuzzi o matar a sus enemigos,  de Pablo Escobar Gaviria.

Desde su programa Rafael Garcia-Herreros llegó a afirmar que Pablo Escobar era un hombre bueno y prestó gustoso su intermediación lo que desató la ira de altos jerarcas del episcopado colombiano, empezando por Monseñor Pedro Rubiano Saenz quien llegó a afirmar que “Una cosa es hacer un llamado a la conversión y al arrepentimiento, invocando la misericordia de Dios, y otra muy distinta es presentar a un delincuente responsable de muchos crímenes y del gravísimo daño hecho al país, como si fuera ejemplo del hombre bueno”. Cada vez que podía, en los 18 meses en los que estuvo preso en ese lugar, Garcia-Herreros iba a confesar y a darle la hostia a Pablo Escobar.



               



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