Las presencias de James Rodríguez en el Real Madrid y de Yerry Mina en el FC Barcelona son muestra de lo que un jugador de fútbol de Colombia puede alcanzar a pesar de las dificultades.
Hay que ser conscientes que somos pequeños en fútbol, para la muestra solo tenemos un titulo en la selección Colombia, producto de un torneo organizado, una Copa América que empaña su éxito por la ausencia de Argentina y la suplencia de Brasil.
Pero por lo mismo, las opciones de nuestros jugadores son limitadas, lo cual hace que creamos más allá de lo que realmente podemos alcanzar.
El hecho de que dos de nuestros jugadores sean parte de la cumbre élite del fútbol mundial, hace que nos sacrifiquemos, que aprendamos a comportarnos, que seamos tolerantes, pero sobretodo que dejemos de insultar por redes sociales, algunos de manera jocosa o divertida, pero otra muy diferente, cuando las burlas suben de tono, de calidad, de poder entrometerse en asuntos de dirección táctica y técnica.
Somos un país limitado, no solo en títulos de la selección de futbol, sino en la poca cantidad de jugadores de buenas generaciones.
Apenas en 1990, con el equipo de Carlos Valderrama, Freddy Rincón, Adolfo Valencia, Faustino Asprilla, Leonel Álvarez, René Higuita, etc, fue que Colombia aprendió a jugar fútbol, a tocar el balón.
Hay que aprender también, que somos hinchas de nuestro equipo nacional, de resto somos simpatizantes, por el estilo de juego.
En mi caso particular soy hincha del América de Cali, y admiro a Real Madrid desde antes que llegara James a la Casa Blanca.
Si hay algo a lo que debemos adaptarnos es al respeto y a la tolerancia de las decisiones, y tomar el deporte como se debe, con alegría y sabor.
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