Sus comentarios faltos de objetividad, el hecho de ser triunfalistas, y de creer que tienen la razón, es un mal paso hacia la creencia del televidente o del radio escucha o de un lector.
En todos los formatos de medios hay comunicadores que son faltos de cultura y que no abordan los temas con entereza ni mucho menos con criterio.
Lo observamos especialmente en Argentina, donde el fútbol más que un deporte es una religión, y donde está prohibido perder un partido a nivel internacional.
Los comentarios faltos de clase simulando que lo que hacen los argentinos es legal dentro del deporte, comprando árbitros, influyendo negativamente en resultados, y por supuesto, siendo antiéticos con las cosas que dicen.
Hay que decir la verdad, Ecuador por estar eliminado del Mundial de Rusia 2018, regaló el partido y la posibilidad a Argentina para clasificar.
Y que tiene de malo que uno se ayude con un amigo, si Argentina siempre ayudó a Uruguay para perjudicar a Colombia, no veo por qué Colombia no pueda darle una mano a Perú. Esas son ganas de llorar de Chile y de inventar excusas en medio de su mediocridad.
Incluso en Concacaf hubo un gol fantasma de Panamá ante Costa Rica, que por supuesto eliminó a la selección de Estados Unidos de Rusia 2018, y no van a ir a llorar ante la FIFA.
La defensa a Bolivia nunca fue gratuita no mucho menos con buenas intenciones, al contrario, siempre fue para beneficiar a Argentina.
Pero al mismo modo y sentido contrario como dijo alguna vez una reina de belleza, los chilenos no calcularon que Perú iba a pedir los puntos del partido ante Bolivia, hasta Paragauy y Venezuela si querían hacerlo.
A pesar que Chile y Estados Unidos ya dijeron que no van a demandar los partidos de Perú vs Colombia y de Panamá vs Costa Rica, la actitud de periodistas deportivos de Argentina como Martín Liberman deja mucho que desear. Como decir que Argentina y Uruguay se alinearon para eliminar a Colombia de los Mundiales de Corea del Sur - Japón 2002 y Alemania 2006
Solo resta decir que nadie tiene derecho a juzgar la actitud deportiva y profesional de un futbolista o de cualquier carrera, solo por un acto de solidaridad, en este caso de jugar tres o cuatro minutos al empate, más cuando no se es espejo de pulcritud ni decencia.
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