Un Giro en la historia que hará historia, de hecho ya es historia. Que este Giro será una Giro especial ya lo hemos entendido desde que se anunció la salida de Jerusalén. La edición número 101 comienza con una sorpresa: por primera vez una de las tres grandes carreras de tres semanas saldrá fuera de Europa y terminará en Roma, tal como ya había ocurrido tres veces, en 1911, en 1950 y en 2009. Un Giro inspirado por el equilibrio. Dos cronómetros individuales de menos de 45 kilómetros en total y hasta 8 llegadas en cuesta arriba para compensar. El peregrinaje del Giro 101 comenzará hoy en Jerusalén, ciudad que no parecía estar en el radar del más optimista para albergar este evento que, finalmente, tendrá el privilegio de bajar la bandera para dar comienzo a la prestigiosa carrera rosa, ¿por qué?
Como lo reseña la agencia EFE, esta metrópoli, con una población de 865.700 habitantes, a menudo noticia por el conflicto israelí-palestino, acaparará titulares el fin de semana por cuestiones deportivas.
Todo comenzará con una contrarreloj individual, en lo que será un día para la historia: ninguna de las tres grandes rondas por etapas -Tour de Francia, Vuelta a España o Giro ha hecho anteriormente una incursión fuera de Europa.
Después de la salida en Jerusalén, el Giro continuará con dos etapas en Israel, antes de trasladarse a Sicilia.
Esos primeros días del Giro deberían suponer un espaldarazo a la campaña de Israel para presentarse al mundo como un destino turístico y deportivo, pese al interminable conflicto con los palestinos.
El pelotón medirá sus fuerzas en un recorrido de 9.7 kilómetros en la parte oeste de la ciudad, sin pisar la parte este, que Israel ocupa desde hace 50 años y que ha anexionado, situación que la comunidad internacional no reconoce.
Una idea loca
Esa etapa terminará cerca de la ciudad vieja, sede de algunos de los lugares religiosos más santos para el judaísmo, el cristianismo y el islam.
El sábado, en una jornada de 167 kilómetros, el pelotón partirá de la ciudad portuaria de Haifa, en el norte de Israel, célebre por los jardines de Bah-aï, una corriente religiosa que aboga por “la singularidad del género humano”.
La caravana del Giro se dirigirá hacia la ciudad antigua de San Juan de Acre, antes de dar media vuelta hacia el sur y llegar a Tel Aviv, el centro económico y cultural israelí.
La tercera y última etapa antes del traslado a Italia, de 226 kilómetros, empezará en Beersheva, en el sur de Israel. Pasará por el cráter de Ramon, el mayor del mundo, en el desierto de Negev, y terminará en Eilat, una localidad costera a orillas del mar Rojo.
Los ciclistas viajarán entonces a Sicilia para otras 18 etapas, antes de la meta final de esta edición, programada para el 27 de mayo en Roma.
Amir Halevy, director general del Ministerio de Turismo de Israel, estimó que acoger el Giro constituye “un enorme éxito para el turismo”.
“Centenares de millones de personas en Europa y otros lugares del mundo van a ver la salida del Giro y podrán ver paisajes maravillosos, nuestros lugares religiosos, nuestras playas y el desierto”, celebró, en un año en el que Israel celebra sus 70 años de existencia.
Israel pagó 10 millones de euros para obtener la salida de la carrera, según los medios. Los responsables de la operación no han confirmado las cifras y únicamente han explicado que la suma es equivalente a la que se paga habitualmente en las otras salidas del Giro fuera de Italia.
Parecía ridículo
Sylvan Adams, empresario de origen canadiense reconvertido a las actividades filantrópicas y a la promoción del ciclismo, estuvo en el origen de la iniciativa.
Después de haber emigrado a Israel hace dos años, entró en contacto con Ran Margaliot, antiguo corredor profesional israelí y mánager del equipo ‘Israel Cycling Academy’, que participa este año en el Giro.
“Ran tuvo esta idea de traer la ‘gran salida’ del Giro a Israel. Parecía ridículo, ninguna otra gran vuelta se había disputado fuera de Europa”, señala Adams.
Pero Ran Margaliot pudo convencer a Mauro Vegni, director del Giro.
“Los organizadores consideraron que había mucho interés, por su imagen de marca, en ir más lejos que las otras carreras ciclistas y hacer algo completamente inesperado”, añadió Adams.
El antiguo ciclista cree que este evento de repercusión mundial ayudará a los israelíes a aficionarse al ciclismo, sobre todo a los niños.
Desde el punto de vista deportivo, el recorrido en Israel no debería ser un problema para los ciclistas.
Para el italiano Maurizio Fondriest, campeón del mundo de ruta en 1988, la etapa en el desierto será la más interesante, aunque la de Jerusalén tendrá mayor valor simbólico.
“Que un ciclista logre por primera vez el maillot rosa de líder en Jerusalén significará un día histórico para todo el mundo”, subraya este ganador de dos etapas del Giro de Italia.
Como contó esta semana la agencia EFE, Israel desplegará un amplio dispositivo de seguridad, con unos 6.000 agentes.
Reseñó además que un avión con señal por satélite transmitirá la carrera en directo a 194 países, con la ayuda de cámaras instaladas en dos helicópteros, además de cámaras terrestres colocadas en motocicletas y todo ello bajo la custodia de un fuerte dispositivo de seguridad.
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