La selección chilena vive un momento de ensueño, ya que en
menos de un año se coronó campeón de la Copa América por dos veces
consecutivas. Primero se ganó la que organizó en su casa, y practicó un fútbol
elegante, con toque corto y sabiendo meter presión sobre la defensa rival, y
tiempo después fue campeón de la edición que celebró el centenario de la
Conmebol.
Estados Unidos 2016, redondeó una espectacular actuación de
la roja, un equipo que ahora sueña con ser campeón del mundo en Rusia 2018, y
como si fuera poco será participante de la Copa Confederaciones 2017, donde
estará acompañado por Alemania (campeón del mundo), Rusia (anfitrión de ambos
torneos), Portugal (campeón de Europa), México (campeón de la Copa Concacaf y a
quienes golearon 7-0), por supuesto por el campeón de Àfrica y Asia que todavía
están por definir.
Mientras que la contraparte la vive Argentina, que ha
tenido siete subcampeonatos en los últimos 23 años, no logrando ganar ningún
título desde aquella Copa América 1993 en Ecuador, con nóminas de lujo, que han
servido de garantía de buen juego, más no de redondear actuaciones
sobresalientes en los torneos en los que participan. Desde las Copa
Confederaciones 1995 ante Dinamarca, hasta la Copa América 2016 ante Chile, han
sido perdedores en todas las finales, lo que demuestra que ya no se gana de
camiseta, sino con el sudor y el corazón siendo humilde y llevando el ritmo
paso a paso.
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