Ya son 29 años que cumplen en el amor de Dios, guiados por el Espíritu Santo, como una obra de misericordia divina, que se proclama ante los ojos del mundo como una unión fantástica, donde decidieron unirse desde aquel Sábado 6 de Mayo de 1989, mismo día en el calendario que en 2017, un año más llenos de felicidad, con cuatro hijos a quienes han de sacar adelante con esfuerzo y sacrificio.
Uno originario en Cartagena, y ella nacida en Bogotá pero
criada en la ciudad Heróica, se conocieron en la Universidad Tecnológica de
Bolívar cuando por amigos en común, se reunían en momentos especiales.
Ese amor de fuente inagotable que nunca se acaba, que
aguanta las peleas hasta más no poder, y que se une en la adversidad para salir
adelante, para forjar una educación en esencia, para ser personas de bien, que
estudien y que salgan adelante.
Y es que con mis hermanos nos hemos propuesto apoyarnos
siempre, a pesar de las dificultades, de lo que pueda pasar, la unidad ha sido
un valor fundamental para ser una familia ejemplar, llena de valores, de
principios, de muchas cosas importantes para sobresalir en lo que hagamos
diariamente.
Dios nos ha bendecido con un hogar bien formado, lleno de
amor, prosperidad, comprensión, y aunque existen dificultades como en toda
familia, siempre nos llena de orgullo cuando alguien de nosotros obtiene un
logro.
Más que un artículo, quiero alegrar a mis padres con la
publicación, hacerles sentir que son especiales, que valen mucho, que sus
esfuerzos son valiosos, que ojalá sigan cumpliendo muchos años más, que Dios
los siga bendiciendo en el amor fraternal que sabe dar a sus mejores hijos.
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