La gente busca formas de salir adelante, y muchas veces
cegados por la necesidad, porque buscan vida de alguna forma, se meten a un
callejón sin salida, a delinquir, a hacer de las suyas, a pelear con las armas,
algo que se puede pelear con ideas, con la cabeza
Tenemos un pueblo deprimido y reprimido por tantas crisis,
tantos problemas sociales que nos aquejan, la delincuencia común, la guerrilla,
los paramilitares, los extorsionistas, y todo aquello que rodea un ambiente
oscuro.
Por ello, la firma de paz con Las Farc en Cartagena el
pasado 26 de Septiembre de 2016, para muchos significó el fin del conflicto
armado, porque todo parece indicar que se están haciendo las cosas bien, que a
la guerrilla se le acabaron las ganas de pelear.
Como pueblo pudimos comprobar, que la peor manera de
ganarle a un grupo violento es a través de las armas, y por ello podemos
recurrir al ambiente político, no sabemos si nos puede ir bien o no, o si por
el contrario es como todos creemos que será, un completo desastre, pero al
menos hay que darle la oportunidad al violento, para que baje la guardia, para
que sea otra persona, y piense una buena solución para los graves problemas que
nos aquejan.
El mundo, el planeta entero nos ha aplaudido nuestros
esfuerzos, pero nosotros como pueblo, tanto dentro de Colombia como fuera de
ella, tenemos que demostrar la cara amable, la cara solidaria, esa que se debe
mostrar a la hora de ayudar al necesitado sin pedirle nada a cambio.
Tenemos una grave crisis de derechos humanos, como para
andar poniéndole atención a lo que digan los países vecinos, a lo que piensen,
nuestros gobernantes tienen que estar conscientes de la ayuda urgente que
necesitamos.
Podemos salir de la crisis, perfectamente, pero con ayuda,
de organizaciones internacionales, de observadores que verifiquen lo que
realmente se está haciendo, con solidaridad de parte del pueblo, con que la
gente ayude a que salgan adelante aquellos que no pueden, que se les dificulta
ser mejores.
Tenemos con qué ser el mejor país del mundo, pero debe
haber voluntad para que sea posible, evitando la corrupción, mostrando obras de
calidad, y en vez de ambicionarnos por engordar los bolsillos, tener la mente
abierta para cooperar en una paz más justa y equilibrada, dando oportunidades
para todos, e incentivar a que la gente pueda salir adelante a través de buenos
proyectos.
Si aprendemos a pensar antes de ofender, y a perdonar
después de recibir la ofensa, podemos superarnos mutuamente, una sociedad con
rencor es lo más dañado que podemos tener. Solo a través de la paz, podemos
construir la Colombia que tanto quieren las futuras generaciones.
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